De tu MAESTRO (a ver si aprendes a llamarme así):
¿Para qué quieres saber mi nombre? Ya llevamos un mes, creo que podrías aprender a mostrar un poco de respeto a mi persona (o a mi espectro o a mi aire, ¡Y qué más da eso!).
¿Para qué quieres saber mi nombre? Ya llevamos un mes, creo que podrías aprender a mostrar un poco de respeto a mi persona (o a mi espectro o a mi aire, ¡Y qué más da eso!).
Me alegra que hayas sido capaz de realizar el ejercicio aunque, como en las próximas tareas también tardes un mes, creo que conseguirás dominar tu poder en... 100 años. Así que, a no ser que seas un elfo o algo similar (que me temo que no es el caso), te aconsejo que te concentres. (Ahora te habrás enfadado y me alegro, a ver si aprendes).
Ahora voy a proceder a explicarte lo que tienes que hacer como segunda tarea. Tienes que intentar teletransportarte (no te asustes, que he tenido que saltarme algunas lecciones debido a tu lentitud, pero tampoco creo que sea muy difícil, además se nos acaba el tiempo...esto...olvida lo del tiempo...no te preocupes). Tienes que estar relajada porque si no podría pasarte lo mismo que a otros hechiceros, han aparecido hechos pedazos o sin algún miembro...¡Pero tú no tienes nada que temer!
Hoy estoy un poco cansado así que lo último que te diré antes de despedirme es que IGNORES A ESOS CONDENADOS OJOS AMBARINOS, ¿es que te resulta tan complicado obedecer una simple orden de tu Maestro? Esos ojos no tienen nada que te interese. Hazme caso por una vez, no te convienen, sé de lo que estoy hablando. Porque, aunque no te lo creas, una vez estuve vivo y por culpa de ellos casi no lo cuento. Así que ignóralos y aprende a convivir con ellos porque no se van a marchar. ¿Es que no crees que cuando era joven y vivo no intenté deshacerme de ellos? No hay forma, créeme, si un gran mago como yo no pudo librarse, ¿qué te hace pensar que tú si podrás? OLVÍDALO. ¿Serás capaz?
Se despide,
tu MAESTRO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario